Dia de poda

Una de las cosas que nos hizo decidir comprar este pedazo de tierra para hacer nuestra casa fue la arboleda existente y el espacio para plantar mas. En total tenemos 9 arboles. 4 Acacias Negras de mas de 90 años, 1 Eucalipto gigante que cuando paso la maquina de cortar pasto a sus pies se eleva el perfume de sus frutitos caídos, 1 Grevilea que nos regala flores naranjas, 2 liquidambar que se visten de amarillo y rojo en el otoño , 1 Araucaria que mi marido tiene desde los 12 años (la tenía en una maceta, ahora es grande como un edificio!) y un duraznero que pronto va a estar en flor.

El fin de semana largo ante último, el del feriado, después de muchos rodeos, tuvimos que dar poda a dos ramas de la Acacia del fondo. El árbol está muy viejo y se encontraba seco y/o podrido. Me daba mucha pena cortarlo, es el árbol que elijen las golondrinas para tener a sus crías!

Pero el peligro de que caiga una ramota sobre mis niños me hizo decidir. Y menos mal!

Las ramas apenas fueron tocadas cayeron con estruendo dejando pozos en el terreno y haciendo saltar mas de un adoquin por el aire! Luego un total silencio. Me puse triste, los arboles son mis amigos, y tengo una contradiccion con la poda si la poda no... Pero como dije antes un accidente podía ocurrir si lo dejábamos con esas dos ramas (de mas de 15 metros de largo) medio secas medio podridas.

Una vez caídas mi marido me entregó la motosierra y a cortar leña!!!

Llegó la hora de la merienda, anunciada por mis hijos -Mà, me haces la lechita? y allí nomas armamos la fogata para tomarla en el parque. El fuego nos atrapó en una larga hipnosis con sus flamas, quedamos un buen rato mirándolo, viendo su movimiento y alimentàndolo de vez en cuando con mas ramitas, hasta que la humedad de la noche se hizo muy fuerte y nos obligò ir adentro de la casa. Fue una tarde familiar para atesorar en el corazón, una de esas con gustito a pan casero.